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Patología

Condrodisplasia Punctata

Tipo:

Malformaciones Congénitas y Deformidades y Anomalías Cromosómicas

Prevalencia

OMIM

ORPHANET

93442

CIE

Q77.3

Descripción

El síndrome de Conradi Hunermann es una enfermedad congénita (que está presente desde el nacimiento) extremadamente rara del desarrollo. Se trata de una variedad de condrodisplasia (retardo e irregularidad en la formación del cartílago) punteada, término que engloba un grupo heterogéneo de enfermedades constitucionales óseas, de base genética caracterizadas por la aparición, desde el momento del nacimiento de calcificaciones puntiformes en las epífisis (extremos de los huesos largos) de los huesos, que afectan el crecimiento de los mismos, asociada a rasgos faciales inusuales, alteraciones oculares y trastornos hiperqueratósicos (desarrollo exagerado de la capa córnea de la piel) de la piel. Fue descrito por primera vez, en 1914, por Conradi y más tarde, por Hunermann; Spranger, en 1971, clasificó la enfermedad en diversas formas, en función de los patrones genético clínico y radiológico. En la práctica suelen presentarse casos intermedios, que se consideran subgrupos o variantes de los anteriores, en los que la distinción clínica y genética no es tan evidente. Clínicamente, se caracteriza por afectación de huesos largos, calcificaciones periarticulares múltiples contracturas articulares múltiples, rasgos faciales anómalos siendo los más frecuentes microcefalia (cabeza anormalmente pequeña), frente amplia, hipertelorismo (aumento de la separación de los ojos), hipoplasia (desarrollo incompleto o defectuoso) nasal y nariz en silla de montar. El acortamiento afecta a miembros superiores e inferiores, falanges de manos y pies; pueden presentar opistótonos (espasmo tetánico de los músculos de la nuca y el dorso, que arquea el cuerpo que se apoya sólo en la nuca y los talones). Suelen aparecer cataratas congénitas (opacidad del cristalino, que esté presente en el nacimiento) y puede existir retraso psicomotor que suele ser de grado leve a moderado. La piel es seca y descamativa desde el nacimiento. Se afecta en cualquiera de las formas clínicas en el 28% de los casos, pueden presentar lesiones de tipo ictiósico con eritrodermia (enrojecimiento inflamatorio de la piel acompañado de descamación simultánea de las lesiones enrojecidas) y lesiones eritemato descamativas, que se extienden en forma centrífuga, de distribución lineal o circular y de cualquier localización: área del pañal, cuello y regiones perioral y periauricular, menos frecuentemente en zonas de flexuras. Algunas veces las lesiones suelen ser parcheadas y menos frecuentemente exudativas (el exudado es la materia fluida que sale de los vasos pequeños en las inflamaciones). Cuando existe afectación del cabello éste es escaso, delgado y opaco. Siguiendo el patrón hereditario las podemos dividir en 4 tipos, siendo los dos primeros los de rasgos clínicos más diferenciados: 1.- Tipo autosómico dominante o tipo I o tipo Conradi Hunermann: es la forma clásica o más frecuente, cursa con un patrón de herencia autosómico dominante. Los afectados presentan facies peculiar, catarata congénita en un 18% de los casos, talla corta, alteraciones de la columna vertebral y acortamiento de extremidades leve, simétrico o poco asimétrico. 2.- Tipo autosómico recesivo o tipo II o rizomélico (rizomelia es el acortamiento de las extremidades): cursa con un patrón de herencia autosómico recesivo. Los afectados presentan facies de aspecto mongoloide, catarata congénita en un 75-90% de los casos, enanismo desproporcionado, malformaciones y retracciones articulares múltiples y acortamiento evidente simétrico proximal (más cerca de un centro tronco o línea media), de extremidades, brazos y muslos. Las calcificaciones a nivel de epífisis y metáfisis (cartílago de crecimiento de los huesos largos) y producen una disrupción en la formación de hueso encondral, que origina la rizomelia. Asocia retraso psicomotor (retraso en la adquisición de las habilidades que requieren la coordinación de la actividad muscular y mental). Se considera de mal pronóstico ya que la evolución puede ser fatal durante el periodo neonatal o antes del primer año de la vida. 3.- Tipo recesivo ligado a X o tipo de genes contiguos: en la que suele ser más frecuente la ictiosis y también puede aparecer hipoacusia (disminución de la capacidad auditiva, pérdida del oído), anosmia (disminución o pérdida completa del olfato) e hipogonadismo (secreción insuficiente de las glándulas genitales). 4.- Tipo dominante ligado a X o síndrome de Happle: en el que también aparece catarata congénita en el 70% de los casos. El síndrome de Conradi Hunerman se debe a una alteración de base genética, muy heterogénea en la que están implicadas diferentes genes, que se traduce en alteraciones a nivel del metabolismo peroxisomal (el peroxisoma es la parte de la célula responsable del acortamiento de ácidos grasos de cadena muy larga, con el fin de que la mitocondria pueda metabolizarlos completamente y de la oxidación de la cadena lateral del colesterol, necesaria para la síntesis de ácidos biliares). Pueden aparecer también variedades secundarias a agresiones durante la vida del feto, siendo las más frecuentes las relacionadas con hijos de madres tratadas durante el embarazo con sustancias como warfarina (antivitamina K), fenobarbital e hidantoínas, o en la embriofetopatía alcohólica. Puede aparecer asociado a enfermedades peroxisomales como el síndrome de Zellweger y en el déficit de oxidasa del ácido fitánico. Las técnicas diagnósticas por imagen, radiografía simple sobre todo, escáner y resonancia magnética nuclear muestran acortamiento de las extremidades, posibles malformaciones esqueléticas y específicamente calcificaciones puntiformes o “en granulado” de tipo condral localizadas en áreas epifisarias proximales y distales (distal que está más alejado de un centro tronco o línea media) y de localización múltiple; éstas son consideradas uno de los signos diagnósticos guía, pero sólo pueden visualizarse durante el primer año de la vida. La biopsia de piel manifiesta cambios histológicos similares a los de la ictiosis vulgar: hiperqueratosis leve y una ausencia o disminución en la epidermis de los gránulos de queratohialina y de la profilagrina, que son proteínas con un papel importante en la cornificación normal. Se aconseja completar el estudio con otras exploraciones complementarias: ecografía cerebral y abdominal fondo de ojo y cariotipo. El diagnóstico de sospecha es fundamentalmente clínico y se basa en las características del fenotipo (aspecto físico que aparece como consecuencia de la expresión de un gen) del recién nacido y el estudio radiográfico. Para la confirmación se precisa estudio genético; también resultan de utilidad diagnóstica la consanguinidad paterna y la ecografía prenatal. Es importante tener en cuenta la importancia del diagnóstico precoz, ya que la condrodisplasia punctata es una alteraciones ósea fácilmente demostrable, pero pasajera. Puede hacerse consejo genético, que vendrá condicionado por el diagnóstico del tipo exacto de condrodisplasia punctata. El pronóstico por lo general es sombrío, ya que la mayoría de estos niños fallece antes de los dos años, por cuadros infecciosos intercurrentes de origen bacteriano o micótico. El diagnósticos diferencial se debe hacer con todos los procesos que puedan causar calcificaciones epifisarias puntiformes y en caso de afectación cutánea con candidiasis mucocutánea y acrodermatitis enteropática. El tratamiento es exclusivamente sintomático, siendo importante mantener una adecuada higiene de la piel del neonato, aunque la piel no esté afectada. Si existe afectación cutánea puede resultar eficaz la aplicación tópica de solución de Burow, óxido de Zinc y derivados imidazólicos. La cirugía correctora de las malformaciones más severas puede estar indicada en algunas ocasiones, en los casos que sobreviven. Se deben tratar, siempre que aparezcan, las complicaciones infecciosas. El síndrome de Conradi Hunermann, considerado en sentido genérico, es una enfermedad con marcada heterogeneidad genética. La mayoría de pacientes con formas autosómicas recesivas tienen mutaciones en el gen PEX7, que codifica la peroxina 7, pero también se han hallado otras mutaciones relacionadas con efectos en el fibroblasto. Las formas recesivas ligadas a X se deben a mutaciones en el gen de la arilsulfatasa E (ARSE), que se ha localizado en el brazo corto del cromosoma X (Xp22.3). Autores y fecha de última revisión: Drs. M. Izquierdo, A. Avellaneda; Diciembre-2003

 

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