Descripción
La lipodistrofia generalizada adquirida (LGA) pertenece al grupo de los síndromes lipodistróficos caracterizados por una pérdida del tejido adiposo; se trata de un síndrome de resistencia a la insulina que conlleva un aumento del riesgo cardiovascular. Esta enfermedad está ligada a una pérdida selectiva del tejido adiposo subcutáneo de zonas corporales extendidas (cara, piernas, brazos, palmas y, en ocasiones, plantas de los pies). Se han descrito más de 100 casos, con una ratio mujer:hombre de 3:1. El fenotipo clínico es similar al del síndrome de Berardinelli-Seip (ver término), pero la lipoatrofia aparece de forma secundaria, durante la infancia, la adolescencia o la edad adulta, razón por la cual se considera el síndrome como adquirido. En algunos casos, la pérdida de tejido adiposo está focalizada, especialmente si está precedida de una paniculitis. El síndrome se asocia a un apetito voraz y a una aceleración del crecimiento en el adolescente. Un tercio de los casos también presentan acantosis nigricans y el síndrome de ovario poliquístico (ver términos). Es frecuente la hepatomegalia por esteatosis con riesgo de evolución cirrógena. En el plano biológico, se constata una hiperinsulinemia y una diabetes insulino-resistente, frecuentemente asociada a una hipertrigliceridemia grave con bajos niveles plasmáticos de leptina y de adiponectina. Recientemente se han descrito proteinurias ligadas a una glomeruloesclerosis segmentaria y focal o a una glomerulonefritis membranoproliferativa, así como también se ha descrito una alteración de la regulación de la hormona de crecimiento. Se han descrito tres tipos de LGA: 1) forma con paniculitis (nódulos inflamatorios seguidos de lipoatrofia); 2) forma autoinmune, rápidamente asociada a otros síndromes como hepatitis crónica activa, tiroiditis de Hashimoto, anemia hemolítica, dermatomiositis, síndrome de Sjögren (ver términos); 3) forma idiopática. La causa de la enfermedad sigue siendo desconocida: puede haber factores infecciosos desencadenantes (existe un caso reciente de tipo paniculitis que se desencadenó tras una tuberculosis) o un mecanismo autoinmune, etc. Una publicación reciente mostraba una activación de la vía clásica del complemento (C4 bajo), en contraste con la lipodistrofia parcial adquirida (ver término), que afecta a la mitad superior del cuerpo y se caracteriza por una activación de la vía alternativa del complemento (C3 bajo). En algunos pacientes con dermatomiositis se ha descrito una evolución hacia la lipoatrofia parcial, focal o generalizada, que podría constituir una secuela tardía y que es más frecuente cuando el anticuerpo anti-p55 está presente. La hipótesis de un factor genético subyacente no está excluida. El diagnóstico es clínico y debe confirmarse con una evaluación de la grasa corporal, en particular mediante absorciometría biofotónico e imagen por resonancia magnética. El diagnóstico diferencial incluye el resto de formas de resistencia extrema a la insulina (síndrome de Rabson-Mendenhall, leprechaunismo, lipodistrofia de tipo Berardinelli y síndromes de resistencia a la insulina de tipos A y B; ver términos) y otras lipodistrofias. El tratamiento de las manifestaciones metabólicas no es diferente a priori del tratamiento para otras formas de resistencia a la insulina: ejercicio físico, insulino-sensibilizadores como metformina o pioglitazona, insulina (preferiblemente los análogos), antihipertensivos, seguimiento y tratamiento de la hipertrigliceridemia. La eficacia de la leptina recombinante humana ha sido demostrada a nivel metabólico, pero esta terapia no está disponible en todos los países. En las formas autoinmunes más graves, puede estar indicado un tratamiento inmunosupresor. El pronóstico no se conoce bien, pero está probablemente asociado al riesgo cardiovascular (ligado al síndrome de resistencia a la insulina) y a la causa subyacente de la enfermedad.
Revisores expertos: Pr Marie-Christine VANTYGHEM - Última actualización: Enero 2009