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Patología

Dorfman-Chanarin, Enfermedad de

Tipo:

Enfermedades Endocrinas, Nutricionales y Metabólicas

Conocido también como:

Almacenamiento de Lípidos con Ictiosis, Enfermedad de

o como:

NLSDI

Prevalencia

<1 / 1 000 000

OMIM

275630

ORPHANET

98907

CIE

E75.5

Descripción

El síndrome de Chanarin Dorfman es una enfermedad hereditaria extremadamente rara del metabolismo lipídico, que clínicamente se caracteriza por ictiosis (piel escamosa) congénita (que está presente desde el nacimiento), miopatía (degeneración de los músculos), hepatoesplenomegalia y la presencia en sangre de leucocitos (glóbulos blancos) anormales con vacuolas lipídicas, lo que se denomina anomalía de Jordans. Forma parte del grupo de las llamados síndromes neuroictiósicos, entre los que se encuentran además los siguientes: síndrome de Sjögren Larsson, enfermedad de Refsum, déficit múltiple de sulfatasas, tricotiodistrofia, síndrome CHILD, síndrome KID, etc. Si bien la anomalía de Jordans se conoce desde 1953 y Rozenszajn en 1966, describió su asociación con la ictiosis, el síndrome de Chanarin Dorfman como se le conoce en la actualidad, fue descrito inicialmente por Dorfman en 1974, quien demostró que se trataba de una enfermedad de depósito lipídico y un año más tarde Chanarin, completó su estudio. Es más frecuente en la edad infantil, aunque puede manifestarse también en adultos de hasta 50 años, siendo mayor el cortejo sintomático, sobre todo el neurológico, cuanto mayor es la edad de comienzo. Parece existir cierto predominio geográfico, en áreas del mediterráneo, habiéndose descrito en diversas familias de origen siciliano y de Oriente medio, lo que refuerza la hipótesis de que la enfermedad puede ser de procedencia semita. El síndrome de Chanarin Dorfman se debe a un déficit enzimático (enzima es una sustancia proteica capaz de activar una reacción química del organismo) que altera la vía del metabolismo lipídico, responsable de la transformación de los triglicéridos en fosfolípidos, lo que secundariamente da lugar a un aumento de los depósitos de triglicéridos en múltiples tejidos, habiéndose descrito dichos depósitos en epitelio (capa celular que cubre todas las superficies externa e interna del organismo) gastrointestinal, médula ósea, músculo liso y estriado, así como en cultivo de fibroblastos (células procedentes de las células conjuntivas en vías de proliferación). Los lípidos de la piel intervienen en el mantenimiento de la función de barrera de la epidermis (capa superior de la piel) y también en el proceso de descamación de la capa córnea; los lípidos además, contribuyen a formar la mielina (vaina de sustancia blanca que recubre los nervios), por lo que estos síndromes también pueden cursan con alteraciones de la mielinización. El síndrome de Chanarin Dorfman presenta una gran heterogeneidad, tanto en sus manifestaciones clínicas como en la severidad de estas. Las formas típicas suelen cursar como una ictiosis congénita o una eritrodermia ictiosiforme, que asocia hepatoesplenomegalia (hígado y bazo anormalmente grandes), en ocasiones con infiltración grasa y miopatía que suele manifestarse como debilidad muscular acompañada de aumento de enzimas musculares, pero que termina por hacerse evidente en el electromiograma (registro de la actividad eléctrica del músculo esquelético). Pueden existir alteraciones visuales, que son más frecuentes en los casos que aparecen en la edad adulta: ptosis palpebral (párpados caídos), catarata (opacidad del cristalino) y nistagmus (espasmos de los músculos del ojo que produce movimientos oculares rápidos e involuntarios); hipoacusia (disminución de la capacidad auditiva, pérdida del oído) y manifestaciones neurológicas centrales entre las que destacan: ataxia (carencia de la coordinación de movimientos musculares), arreflexia (falta de reacciones reflejas), alteraciones de los pares craneales y retraso psicomotor (retraso en la adquisición de las habilidades que requieren la coordinación de la actividad muscular y mental). El diagnóstico de sospecha es clínico, pudiendo resultar muy difícil de efectuar cuando se trata de formas leves; la hepatoesplenomegalia infantil es la primera manifestación que obliga a sospechar una enfermedad de depósito. La proliferación de leucocitos vacuolados, tanto granulocitos como monocitos, se demuestra en sangre periférica y sirve para la detección de portadores (que llevan una sola copia del gen mutado, por lo que no padecen la enfermedad) heterocigotos (individuo en el cual los dos cromosomas de un par llevan, en la misma situación, dos genes diferentes). Los análisis bioquímicos demuestran la ausencia de cetosis (niveles elevados de acetona y otros cuerpos cetónicos en sangre) tras ayuno prolongado, así como un defecto parcial en el catabolismo de los ácidos grasos de cadena larga, por lo general sin déficit de carnitina asociado; puede existir aumento de las proteínas en el líquido cefalorraquídeo (líquido que protege y circula a través de ciertas estructuras cerebrales y de la médula espinal). Las técnicas de estudio inmunohistoquímicas y la observación al microscopio electrónico permiten el diagnóstico de confirmación demostrando la existencia de un depósito de triglicéridos multisistémico sin afectación lisosomal. El cultivo de fibroblastos muestra un aumento de la captación de oleato marcado isotópicamente, pero la capacidad de oxidación del mismo está disminuida. Hoy en día se aconseja realizar cribado diagnóstico de esta enfermedad en todos los pacientes que presenten una ictiosis, descartando la presencia en sangre periférica de leucocitos vacuolados. El diagnóstico diferencial debe hacerse con las restantes enfermedades por depósito de triglicéridos, miopatías lipídicas por déficit de carnitina o de Carnitin palmitoil transferasa II, que característicamente no se asocian con ictiosis ni hepatoesplenomegalia y la enfermedad de Wolman, por depósito lisosomal de triglicéridos, en la que las manifestaciones neurológicas centrales aparecen mucho antes de la edad adulta. No existe tratamiento curativo de la enfermedad, no obstante la evolución puede beneficiarse de la disminución de las grasas en la dieta, aportándose éstas en forma de ácidos grasos de cadena media. Se hereda como un rasgo genético autosómico recesivo y se asocia con consanguinidad paterna, habiéndose identificado la mutación responsable en el locus NCIE2 del brazo corto del cromosoma 3 (3p21). Autores y fecha de última revisión: Drs. M. Izquierdo, A. Avellaneda; Diciembre-2003

 

Entidades relacionadas:

ASIC - Asociación Española de Ictiosis